Una revisión a la luz de nuevas herramientas para la investigación.
1.- Las fuentes documentales y la era digital, una perspectiva personal.
Dentro de pocas semanas más se publicará mi libro "La masonería en la Edad Media", que lleva por subtítulo "De la exégesis alegórica a la iglesia de piedra" (Editorial Kier). Este nuevo ensayo (que debe considerarse en sintonía con los anteriores "Ordo laicorum ab monacorum ordine - Los orígenes monásticos de la francmasonería" y "De Templo Salomonis Liber y otros textos masónicos medievales") viene a ampliar y completar mucho de lo que ya he escrito al que le he sumado mucha documentación nueva. Una de las razones que me llevaron a escribir nuevamente sobre este tema tiene que ver con las consecuencias de la digitalización de los repositorios documentales de obras producidas durante el medioevo. Cuando comencé a trabajar en mi tema, hacia fines de los 90, ninguna de las fuentes que debí recolectar se encontraba disponible on-line. Hacerme con ellas fue un trabajo arduo, muchas veces frustrante pero a su vez fascinante.
En estos últimos años, luego de publicadas mis primeras investigaciones –que no pretendían un rigor académico, pero sí la seriedad de un buen libro de divulgación histórica–, pude acceder a un caudal de documentación inimaginable a principios del 2000. Llegó un momento en el que me di cuenta que el estudio de estos documentos –ahora accesibles–, modificaban sustancialmente muchos de los supuestos que había creído resolver en mis primeras publicaciones. De modo que decidí reescribir mi trabajo a la luz de estas nuevas fuentes disponibles.
Profesionalmente estoy vinculado al mundo del libro desde hace muchos años. He escrito guiones, ensayos y artículos históricos. De modo que siempre tuve cierta facilidad para acceder a fuentes escritas, o por lo menos saber dónde buscarlas. Esta posición me permitió ver en primera fila este descomunal cambio producido por Internet.
2.- Mi tema de investigación y las fuentes
Mi trabajo de investigación tiene que ver con los constructores de catedrales de la Edad Media, particularmente con la posible relación entre las tradiciones monásticas en torno a la construcción y su influencia en los gremios de constructores medievales. Estas asociaciones de carácter laico desarrollaron sus propias alegorías en torno al oficio de la piedra. El relato bíblico de la construcción del Templo de Salomón se encuentra presente en muchas de las primitivas constituciones y manuscritos que regían la actividad de estos gremios.
En un principio mi investigación estaba orientada solo a los gremios de constructores laicos. Pero hacia fines de los noventa leí un libro de Paul Naudon (1979) quien afirma que los orígenes de los gremios de constructores abrevan en antecedentes tanto religiosos como corporativos y que “los laicos se hicieron constructores solo después de que hubieren recibido instrucción de los frailes” (p. 54). No era la primera vez que me topaba con esta teoría, pero Naudon indicaba algunas fuentes concretas.
Para esa misma época encontré otros dos trabajos vinculados a los orígenes de la francmasonería medieval en el que se hacía referencia a las tradiciones benedictinas. En un caso se mencionaba al monje Walafrido Estrabón (D’Alviella, 1991) y en el otro al monje Wilhelm de Hirschau (Ruiz Torres, 1983). La única manera de corroborar estas referencias, coincidentes con las de Naudon, era ir a las fuentes. De modo que comencé a investigar sobre Estrabón, quien a principios del siglo IX había escrito la Glossa Ordinaria (PL-CXIII, 1850), que es una suerte de manual para uso exegético, que contiene una enorme cantidad de citas intertextuales.
Esta obra está incluida dentro de la Patrología Latina, que es una colección muy grande de textos cristianos de la Antigüedad, de la Antigüedad tardía y de la Edad Media. Contiene los escritos de los Padres de la Iglesia y de otros autores eclesiásticos, que escribieron en latín. Fue publicada por Jacques-Paul Migne entre 1844 y 1855; En total son 221 volúmenes. Allí comenzó mi peregrinaje.
Luego de consultar algunas bibliotecas religiosas, incluso las de algunos monasterios, el volumen de Walafrido Estrabón seguía resultando esquivo. Mucho más aun el de Wilhelm de Hirschau, autor de las Constitutiones Hirsaugienes (PL-CL 1850) –una versión germánica de las constituciones de Cluny–. Decidí comprarlos a través de un librero experto en temática medieval, quien aún hoy se dedica a encontrar lo imposible, y traerlo a Buenos Aires.
La lectura de Strabón no arrojó nada acerca de las tradiciones benedictinas en torno a la construcción, pero en las glosas escritas al margen del relato bíblico de la construcción del Templo de Salomón (I R 6.1-38 y 2 Cr 3.1-14) se reiteraban los comentarios sobre Rábano Mauro, un monje alemán del siglo VIII considerado por la Iglesia Primus Praeceptur Germaniae, y Beda el Venerable, un monje ingles del siglo VIII, famoso por su obra Historia Ecclesiastica gentis anglorum .
Strabón hacía numerosas referencias a un libro de Beda titulado De Templo Salomonis Liber (PL-XCI 1850), lo cual me hizo pegar un salto en la silla, pues ya el título del libro referido anunciaba el tema sobre el cual estaba investigando. Algo similar ocurrió con el volumen de Wilhelm de Hirsau, que me refirió a otros autores que serían determinantes en la investigación.
A principios de los 2000 me enteré que algunas universidades tenían acceso digital a la Patrología Latina y que se podía buscar textos mediante palabras claves. Recién en 2002 logré que un colega que tenía acceso hiciese la búsqueda por mí. A partir de allí se sumaron nuevas fuentes. Lo mismo me ocurrió con otra colección impresionante, que son los Monumenta Germaniae Historica, fuentes editadas y publicadas para el estudio de la historia de Alemania, que abarcan desde la caída del Imperio Romano de Occidente hasta la aparición de la imprenta. Reunir esta documentación me demandó varios años, porque no era solo encontrarlas en bibliotecas o conseguirlas, sino leerlas y traducirlas.
Los resultados parciales de esta investigación están publicados en los dos libros anteriormente mencionados; el primero en 2004[1] y el segundo en 2010[2]
3.- La revolución digital
A continuación daré algunos ejemplos de cómo la era digital puso patas para arriba a mi investigación, obligándome a revisarla:
Bibliotheca Augustana
Desde el momento de aquellas dos publicaciones hasta hoy ocurrió una verdadera revolución en torno al acceso a fuentes medievales. Ya en 1997 Ulrich Harsch –profesor de comunicación y publicación electrónica de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Augsburgo–, había iniciado un proyecto privado, subiendo a su propio sitio web obras fundamentales de la literatura clásica y medieval. Lo denominó Bibliotheca Augustana. A principios de los 2000 contenía una gran cantidad de documentos latinos y griegos, tanto de la Antigüedad Clásica como del Medioevo. En aquel momento pude incluir algunas de esas fuentes en mi trabajo, como, por ejemplo, Etymologiarum libri XX, de Isidoro de Sevilla.
Sin embargo, en los últimos años ha crecido de manera descomunal, incluyendo muchas de las obras a las que yo debí acceder “en papel”, por ejemplo De Rerum Naturis Libri, de Rabano Mauro (PL-CXI), que constituye una de las fuentes primarias más importantes de mi investigación. Hay quienes critican la colección de textos de Harsch porque, en algunos casos, no se especifica la edición original a partir de la cual se digitalizó el texto, lo que impide que se pueda citar. El sitio web se ha incluido en el programa de archivo a largo plazo de la Biblioteca Estatal de Baviera desde 2008. Aquí va el link:
En 2004 habíamos traducido los capítulos que nos interesaban de Rabano Mauro. Sin embargo, para mi sorpresa, en 2018 la obra en cuestión, De Rerum Naturis Libri, fue traducida completa al español por Carlos Rafael Domínguez, de la Universidad Nacional de Mar del Plata. La obra, “Sobre el Universo”, está disponible on-line en PDF. Desde luego que poder confrontar nuestra traducción con la de Domínguez es una oportunidad extraordinaria. Lo encontré buscando en Internet.
Patrología Latina Database
La Patrología Latina se comenzó a digitalizar a principios de los años 2000, pero el precio de las suscripciones para consulta on-line solo podía ser asumido por instituciones académicas. Actualmente la totalidad de la Patrología Latina está disponible de manera gratuita, lo que resulta un tesoro incalculable para los investigadores. Todos los tomos que compré en aquella época están ahora al alcance de cualquiera. Pero, además, ahora tengo acceso a muchos otros autores que me están permitiendo agregar nuevas fuentes que amplían lo que ya tenía. El sitio patrística.net ofrece la totalidad de los volúmenes, que han sido digitalizados por Googlebook:
El sitio oficial de “Patrología Latina Database” http://pld.chadwyck.co.uk/ sigue ofreciendo el servicio de suscripción, que todavía resulta prohibitivo para un investigador independiente. A diferencia de patrística.net, este cuenta con herramientas de búsqueda intertextual muy importantes. Pero a los efectos del acceso, lo cierto es que el material está disponible, y gratis.
Monumenta Germaniae Historica
Otro caso de alto impacto es el de Monumenta Germaniae Historica. Se trata de la digitalización de todas las ediciones que han sido publicadas impresas por MGH desde 1826. La colección consta de cinco áreas principales: Antiquitates, Diplomata, Epistolae, Leges, Scriptores. Se considera como uno de los proyectos historiográficos más importantes del siglo XXI. En el año 2004 (cuando ya estaban publicandas mis primeras investigaciones), con el apoyo de la Deutsche Forschungsgemeinschaft (Fundación Alemana para la Investigación) los Monumenta comenzaron a ser editados y publicados on-line. En 2010 ya se habían subido más de 300 obras, algunas reproducidas de manera foto-digital con páginas escaneadas, otras mediante la tecnología OCR. Y sigue creciendo constantemente.
El sitio web https://www.dmgh.de/ permite ejecutar una búsqueda de palabras en la base de datos completa, pero también se puede restringir a textos fuente, anotaciones críticas de texto, notas complementarias etc.
Respecto a los gremios de constructores laicos, la era digital también produjo una verdadera revolución. Uno de los ámbitos más importantes para la investigación de las actividades de los picapedreros y canteros medievales han sido los Coloquios Internacionales de Gliptografía organizados por el Centre International de Recherches Glyptographiques, pero salvo que uno concurriese a los eventos era muy difícil acceder a las actas de los coloquios. Esta limitación está siendo resuelta por las publicaciones digitales. La cantidad de material académico que circula en la web no tiene precedentes, y todo indica que seguirá creciendo.
Podría seguir dando ejemplos de cómo se modificó mi trabajo respecto a lo que era veinte años atrás: Cuando en 2000 comenzamos la traducción del libro de Beda, De Templo Salomonis Liber, no teníamos la menor idea de que, recientemente, había sido traducido por primera vez al inglés por Seán Connolly (1995), y publicado por la Universidad de Liverpool. Lo supimos tiempo después gracias a una publicación digital que nos permitió cotejar nuestra propia traducción. En síntesis, todos los que hemos tenido alguna experiencia en investigación histórica, por mínima que sea, sabemos del vértigo que implica acceder a un repositorio documental. La era digital nos ha traído maravillas y horizontes prácticamente infinitos. Por supuesto que hay muchas otras razones para este nuevo libro, que iremos desgranando en futuros artículos.
留言